domingo, 10 de julio de 2011

V.


No sé exactamente cuándo se conocieron, porque en realidad se conocían mucho antes de que empezasen a hablar. Sólo les hacía falta mirarse a los ojos para saber como acabarían, y eso, a lo que llaman complicidad no les pasaba con cualquiera. Muchas veces se dieron cuenta de que eran iguales, de que lo suyo no llegaría a ningún sitio, pero, parece ser que no eran tan de piedra y que las cosas podrían salir bien.
Ahora lo veía todo de forma diferente, todas las mentiras, incluso cuando dude de él, incluso cuando lo herí, él no me fallo.


Y descubrí que apelativos cariñosos que siempre me habían parecido horteras y pegajosos como "mi vida", "mi cielo", "mi amor" y todo eso, podían sonar realmente bien si los pronunciabas tú, o si los decía yo e iban dirigidos a ti, y que eran más bonitos todavía si estábamos a un centímetro el uno del otro. Y cuántas veces habré dicho que eres la primera persona que ha conseguido sacar un “te amo” de mi boca. Y sólo necesito que seas la última, y por tanto, la única.