lunes, 18 de octubre de 2010

GO OOOOOOOOOOOUT!

No entiendo cómo he pasado de serlo todo a no ser nada en el minuto siguiente. No lo entiendo y en realidad tampoco quiero entenderlo, así que no me lo expliques. Vete y no vuelvas nunca, no quiero saber nada de ti. No trates de explicarme cómo y por qué me has cambiado por ella, no me interesa. Sóplame una vez más en el pelo, que sabes que me encanta. Hazme prometer que nunca me quitaré el collar que me regalaste y prohíbeme pensar en ti, eso es lo que quiero. Dime que la vas a querer mucho más que a mí y luego no lo cumplas, los dos sabemos que eso es imposible. Ya puestos a pedir, déjala y quédate conmigo, aunque eso tampoco es lo que quiero. Cuéntame una historia sobre mí en la que tú no aparezcas, como si nunca hubieras aparecido en mi vida. Si no vas a volver, convénceme de que nunca estuviste...

sábado, 16 de octubre de 2010

Plaaaaaaay.

La vida no es un deporte de espectáculo, ganar, perder o empatar, el juego va en progreso, tanto si nos gusta como si no. Así que hazlo, discute con los demás, cambia las normas, haz un poco de trampa, tómate un respiro y atiende a tus heridas... pero juega... juega. Juega duro, juega rápido, juega dulce y libremente, juega como si no existiera un mañana...

Forever yoooooung.

Llega un punto en la vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor para votar, beber y tomar parte en actividades de adultos. De repente, la gente espera que seas responsable, serio, un adulto. Crecemos, envejecemos. ¿Pero acaso maduramos de verdad?
De cierta manera, crecemos. Formamos familias. Nos casamos, nos divorciamos. Pero la mayoría de veces, seguimos teniendo los mismos problemas que cuando teníamos 15 años. No importa cuánto crezcamos, o cuánto envejezcamos… Siempre estamos tropezando. Siempre estamos haciéndonos preguntas. Eternamente… jóvenes.

domingo, 3 de octubre de 2010

JM.

 Serás inolvidable y te adelanto que una sonrisa acaba con el silencio del llanto...

Ocho es el número que hoy no para de rondar en mi cabeza. He abierto la persiana nada más levantarme, he mirado al cielo. Gris... y he pensado "ocho, ya ocho". Un domingo de lluvia... Y yo sé por qué llueve, todos lo sabemos. Siempre he odiado la lluvia, pero esta lluvia sólo me recuerda a ti, y eso no puede ser malo.
Por aquí todo continúa como siempre... Triste es la palabra. He aprendido muchas cosas en estos últimos meses: saber valorar no sólo cuando pierdes algo, sino cuando lo tienes, es la más importante de todas ellas.
Siempre fuiste un cielo... Y sé, que hoy por hoy, estás en él.
Hoy día tres, ya son ocho...