jueves, 2 de septiembre de 2010

You.

Antes de que amaneciera, salí huyendo de tu cama. En tu espejo un testamento: "no nos queda nada".
Dejé tu barra de labios, y con ella un par de años, de quererte por las tardes, de mañanas sin llamarte.
Tú me enseñas que se puede querer lo que no ves.

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