miércoles, 7 de julio de 2010

setenta y CINCO.

Me pongo una sudadera y decido salir, perderme así, sin prisa. Sólo yo puedo entenderme. He deseado tanto todo esto. ¿Y ahora? Nada, ahora me encuentro sin nada, sin mi sueño. Pero ¿era todo verdad lo que tanto había soñado? No quiero pensar en eso. Estoy fatal. Uf, no hay nada peor que encontrarse en una situación así. Todos hablamos mucho cuando nos cuentan cosas parecidas que les ocurren a otras personas. No sé por qué, pero nunca pensamos que puedan sucedernos a nosotros y, en cambio, el día menos pensado, ¡pam!, te toca a ti, como si te hubieses traído mala suerte tú sola. Joder, Anna, tienes que arreglar cuentas con tu orgullo y tus ganas de seguir con él... ¡Pero no me apetece arreglar cuentas, me cago en la puta! ¡Qué coñazo! Siempre he sido una negada en matemáticas.

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